07 septiembre 2009

Página blanca

Amalia se sentía como espiada, misteriosa y delicadamente suspendida en el aire por unos dedos gigantes que la sostenían. Vivía con la sensación de cumplir todos los días y al pie de la letra su destino: la rutina de un desayuno de huevo envuelto en tortilla, de café colado en el auto y de terminar sus 28 años estrellada en un camión de puercos en el periférico.
Y al día siguiente repetir la historia: salir a las 8:25 de su hogar ubicado al Poniente de Hermosillo, tomar camino al trabajo y truncar sus sueños y la vida de unos cuantos puercos. Inevitable rutina…
Pero ¿Qué más puede pedir la protagonista de la nota principal de la sección policiaca de un diario de ciudad?

3 comentarios:

guaguancó dijo...

que manera tan patética de terminar el “cortometraje”… esperó que Amalia haya disfrutado su tiempo.

Noelia Molina dijo...

Jajaja quien fue? de seguri esto fue real...

Pixie dijo...

actualiza! :)
Nuevo añooo,
ideas nuevas,
muchas cosas que decir.
yees!