28 mayo 2007

Dia de campo

Hoy a caminaba a orillas de un pequeño arroyo. Hacía calor, pero el cielo estaba de un azul intenso y el viento soplaba rico. Así que caminé por uno de los bordes con los ojos cerrados sólo unos segundos. Pero el viento se convirtió en ventarrón, me llenó de tierra el pelo y dobló mi sombrilla hasta romperla.
Con mi sombrilla triste y rota, el cabello seco y un calorón del infierno regresé a mi carro, dejando atrás el arroyito lleno de basura y perros muertos que atraviesa esa polvorienta colonia llamada Primero Hermosillo.

1 comentario:

Víctor dijo...

¿Sin comentarios? Qué ingratitud. A mí me hizo reír a la primera. Y sigue haciéndolo. Hasta me imaginé el arroyo lleno de basura y perros muertos.