07 junio 2007

La Señora del Pan

La Señora del pan pasaba todas las tardes de todos los días por las calles de Las Quintas. Nadie sabía mucho de ella, salvo que cuando bajara el sol, si salías a tu porche posiblemente verías pasar a la Señora del Pan y entonces podrías comprarle una o varias piezas de las que ella cargaba en la caja de plástico que traía entre sus brazos.
La Señora del Pan era gorda, alta, vestía siempre de negro, caminaba con dificultad y a veces se hacía acompañar por un niño bastante parecido a ella y que tambien batallaba para caminar.
Pero lo que más destacaba en ella era la sonrisa que se pintaba en su rostro a la menor provocación. Era franca y sencilla, y dejaba entrever una delgada hilera de dientes pequeños y desgastados.
En la década de los noventa, las tardes fueron felices para los vecinos de Las Quintas y Residencial de Anza, hasta que la Señora del Pan dejó de venir repentinamente.
Nadie supo nunca el origen de esta señora. Nadie sabía que la Señora del Pan provenía de la costa veracruzana, ni que aprendió a hacer pan en un horno de leña del pueblo cercano a la playa donde nació, ni que llegó a Sonora huyendo de un viejo amor mal correspondido.
De lo que siempre tuvieron la certeza, fue de que su pan era de los mejores que habían probado, porque tenía un cálido sabor, como el del pan cocinado en horno de leña.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

que ricooooooo si me acuerdo de ese pan...
y tu como sabes que es de la costa de veracruz??
acaso regreso la señora??

ameza dijo...

ijole, que aventadas me salieron

Alejandra Meza dijo...

aay que burrita ana maria!

ppon dijo...

por aca por residencial jesus garcia no pasa nadie..

ahh no si!!
jajaj
pasaba siempre el señor de las coyotas!

pero pss no era algo tan especial, solo su particular grito ..
10 pejojh el paquete de coiotahh!