25 marzo 2006

De como me converti en campeona olimpica

El olor a cloro era denso e invadio fuerte mis pulmones. Yo parada entre mis papas, como niña de kinder, me senti indefensa. En traje de baño, con unos googles chafitas, observando el hervidero de niños en la alberca, a los nadadores de equipo nadando a gran velocidad y a mas niños corriendo alrededor de la alberca, salpicando agua. Que desastre. Lo ultimo que queria era meterme al agua.
Finalmente no estaba ahi por decision propia, Y tampoco por decision de mis papas. Fue por salud. Eso fue lo que dijo el doctor.
Un instructor me dijo que me metiera al agua para ver lo que sabia hacer. No aguante ni 5 metros sin sofocarme. 'Esta bien, va a entrar con los intermedios'. Y asi, entre a mi primer dia de natacion. La primera semana me sofocaba mucho, pero con la practica, aprendi rapidamente, y empeze a disfrutar la sensacion de luchar contra el agua para llegar a la otra orilla.
Al mes siguiente, mientras hacia mi rutina diaria de natacion, llego un entrenador cubano que venia del DF.
"Oye chica, te gujtaria integralte a la seleccion nacional, ereh lo que ando bujcando", me dijo.
"Claro que si", le respondi.
Asi que al dia siguiente mis papas me mandaron a la capital para que me entrenaran rumbo a las Olimpiadas, Sidney 2000. En donde me converti en una celebridad para el deporte nacional, mas o menos al nivel de Ana Guevara.




Bueno, los ultimos parrafos no ocurrieron exactamente asi. Lo que paso en realidad es que fui aprendiendo, hasta que ya no ocupe instructor.
Y ahora el olor a cloro, que antes me producia cierto malestar emocional, me recuerda que las cosas extrañas que a veces te pide la vida, despues pueden agradarte como no tenias idea.

5 comentarios:

Enrique dijo...

De niño mis padres, preocupados por mi educación, me metieron a un colegio de religiosos jesuitas para que aprendiera la palabra del Verbo encarnado...

Me sacaron a la semana porque los jesuitas sólo querian tener sexo por la colita de los niños.

De suerte tenía amibas y ninguno se animó. Me la llevaba rascándome el chiquillo.

Enrique dijo...

Además, con el cloro me arde el pipí.

Alfonso dijo...

Yo también gane varias "medallas" en la alberca, pero ninguna de ellas olímpícas.

Enrique dijo...

Y por qué crees que me arde el pipí, no me lo saco nomás para ver qué se siente.

José dijo...

aaaah llevas a cabo la famosa y legendaria técnica de "el candado"... yo pensé que eso era un mito...