24 febrero 2009

El retrete

Hace unos días pasaron en la tele un documental muy interesante acerca de un artefacto sin el cual se generaría un caos horrible en mi vida y la de muchas personas: El retrete.
Mejor conocido como excusado, este invento tiene una historia muy interesante y además un papel importante en la formación de las civilizaciones modernas.
Cuando el mundo estaba poblado por poquitas personas, y vivían en un estado mucho más natural, podían hacer pí y pó en los ríos, lagos, en el mar, abajo de cualquier arbolito, a un lado de sus chozas y taparlo con tierra y hojas, en fin, maneras no les faltaban, y el olor y contaminación probablemente no eran problema.
Pero cuando se empezaron a civilizar, y a vivir ya en casas de material, formar ciudades, los desechos y el olor y toxinas que estos liberaban se conviertieron en un fastidio para el hombre.
Según el documental, los indicios más antiguos de algo parecido al excusado se encontraron en Escocia y datan de hace 5 mil años.
Pero se considera a los romanos como los inventores del primer sistema de drenaje, ya que en muchas construcciones del Imperio Romano han encontrado unos hoyos en lo que eran sus casas, los cuales estaban conectados en forma de red y recibían al día cientos de litros de agua que arrastraban los desechos.
Los romanos no previeron que sus desechos iban a parar justo a la misma agua que bebían, por lo que empezaron los problemas de salud que acompañaron la historia del excusado por varios siglos más, hasta que por ahí de la edad media los ingleses empiezan a retomar el invento del excusado.
Europeos y americanos fueron adhiriendo nuevas piezas y procedimientos a los retretes y al sistema de drenaje,hasta que al fin se inventó el escusado moderno, que mediante un sistema de procesos físicos arrastra todo el desecho directo a las alcantarillas.
Aunque es de lo más común que se descompongan, ya es un milagro eliminar de la superficie más de 1200 millones de kg de caca diaria =S.


PREGUNTA:
Cómo crees que deben ser o serán los escusados en el futuro?

21 febrero 2009

Imprescindibles

La actividad preelectoral apenas comienza y ya es posible verles escuchando, observando o, de perdida, haciéndose bola sin saber qué ondas.
Los acarreados, seres sin nombre y cara, son masa que en manos de los comités de campaña toman forma dando vida a los eventos masivos.
Algunos desconocen el motivo de su presencia en el lugar. Ya no son “la torta y la soda” lo que les ha convencido (El aumento en los precios es generalizado). Ahora requieren promesas de cambio, un mejor futuro, oportunidades para todos.
Estoy en un evento, afuera de Palacio Municipal. Había unas 40 personas 10 minutos antes de las 11:00, pero 60 minutos despues se han convertido en 500.
Les pregunto por qué están aquí, pero la mayoría lo desconoce. A un grupo de amas de casa de colonias periféricas que están paradas afuera de la Sala de Cabildo alguien les ha dicho que están ahí para apoyar al presidente, pero no saben para qué. Algunas ni siquiera saben su nombre.
“Es que ha ayudado mucho en la colonia”, dice una. ¿Pero para qué lo van a apoyar?, ¿Qué está pasando ahí adentro? Nadie me sabe dar una respuesta.
Y mejor ni comentar sobre la gente más joven. Como la preparatoriana que me dice que está ahí para apoyar a al presidente municipal, quien va a pedir licencia para ser candidato a Gobernador. Todo va bien, hasta que le pregunto el nombre del alcalde y me da el de cierto senador y aspirante al mismo cargo que el otro.
En la explanada hay gente de la Costa que llegó en camión. Hay estudiantes con su uniforme de prepa y algunos viejitos. La historia es la misma, porque hay pocas respuestas y mucha confusión, y claro, también mucho ruido. Pero ellos están cumpliendo su función.
La idea es generar chispa, estallar en euforia cuando el precandidato diga algo que parezca emocionante y, lo más importante, componer esa aglomeración de cuerpos sin rostro que por la noche saldrá en los noticieros. Y mañana en los periódicos, acompañando la noticia escrita.
Hay quienes escuchan atentos el discurso, otros están más alejaditos, en las bancas, platicando. Y por supuesto estan esos a los que el discurso se les acaba antes de haber captado algo del mensaje.
Concluye airoso el discurso del ahora precandidato y después de los saludos, los primeros acarreados comienzan a irse. Algunos en camión, otros a pie. Me da curiosidad saber qué sienten sobre el tiempo invertido en el evento.
La plaza pronto se queda sola. En el suelo, los únicos testigos son las bolsas de papas y las botellas vacías de soda. Y en el aire el eco eterno de un “speech” que pasará a la posteridad, mientras los acarreados han ido a guardarse nuevamente en su anonimato.

14 febrero 2009

Día Uno

La primera sesión del taller de crónica fue un jaloncito a esa mordaza mental. Las palabras de mi interlocutor, fueron un elíxir que hace tiempo no probaba. Y ese café, una jaula temporal para mis pensamientos vagos.
Me hizo ilusión sentirme materia receptora de conocimiento. Saborear el despertar de las ganas; sentir que puedo crear y (re)crear lo que pasa cada día por mis sentidos.
Los minutos transcurrieron y me descubrí a mí misma en la faena de intentar atrapar cada frase y cada palabra, cacharlas en el aire y acomodarlas en forma pausada y precisa en mi cerebro.
Contadas son las veces en que presiento que puedo aprehender lo que aprendo, y esta es una de esas ocasiones. Y es que si es escribir es un proceso doloroso, me declaro apta para soportar varias dosis de masoquismo.