02 abril 2006

The wedding planner

¿Qué pasa con las bodas? ¿Qué ocurre en ese ritual cívico-cultural-religioso, que hace que hasta el más lejano y desconocido invitado se sensibilice e incluso emocione, al grado de dejar asomar una tímida gotilla de agua por sus ojos?
No es la comida, la bebida, el pastel, la música o los invitados.
Es algo más. Puede ser la trascendencia que a lo largo de la historia se le ha dado a este evento, que surgió como un contrato cuyo fin era que los contrayentes se protegieran mutuamente de cualquier infidelidad. O puede ser también la nostalgia de recordar (los ya casados), o imaginar (los solteros), aquel momento, en que, inevitablente, se ve protagonizando su propia boda.

Cualquiera que sea la razón, mis respetos para los valientes que se atreven a emprender la dichosa aventura, y para ti y para mi, si algún día habremos de vernos envueltos en tales menesteres.

1 comentario:

Enrique dijo...

Es la congoja que da al ver a alguien que va a culiar diario.